IMPACTO SOBRE JÚPITER: el misterio de los escombros desaparecidos

Junio 11, 2010: El 3 de junio de 2010, algo golpeó a Júpiter. Algún cometa o asteroide descendió desde las profundidades del espacio, impactó sobre la parte superior de las nubes y se desintegró, produciendo un destello tan brillante que se pudo observar en la Tierra con telescopios pequeños. Al poco tiempo, muchos observadores alrededor del mundo estaban apuntando sus aparatos ópticos hacia el sitio del impacto, esperando monitorizar la ardiente nube de escombros que parece siempre acompañar los encuentros de este tipo.
Todavía ellos siguen esperando.
"Es como si Júpiter se hubiese tragado por completo el objeto", dice Anthony Wesley, de Australia, uno de los dos astrónomos aficionados que observó el destello inicial. El otro, Christopher Go, de Filipinas, afirma que "fue muy emocionante observar el impacto, pero la ausencia de escombros visibles nos tiene a todos desconcertados".
Impacto sobre Júpiter (destello captado por Anthony Wesley)
Arriba: Una imagen de color compuesto del destello que produjo el impacto sobre Júpiter, el pasado 3 de junio. Crédito de la fotografía: Anthony Wesley, de Broken Hill, Australia. [Más información]
De hecho, todo esto es un misterio. "Hemos visto cosas que golpeaban a Júpiter en el pasado", dice el científico planetario Glenn Orton, del Laboratorio de Propulsión a Chorro (Jet Propulsion Laboratory o JPL, en idioma inglés), "pero después del destello producido por un impacto siempre han quedado escombros de algún tipo".
Por ejemplo, cuando los fragmentos del cometa Shoemaker–Levy 9 golpearon a Júpiter en 1994, cada destello importante que observó la nave espacial Galileo, de la NASA, produjo un 'moretón', una mezcla turbia de polvo de cometa incinerado y gas joviano químicamente alterado que se arremolinaba y se retorcía en las nubes del planeta. Apenas el año pasado, en julio de 2009, Wesley descubrió una mancha similar que se cree podrían ser escombros de un pillo asteroide que se estrelló contra el planeta.
Entonces, ¿dónde están los escombros en esta ocasión?
Una explicación posible proporcionada por algunos observadores es que quizás el destello no fue un impacto. Quizás Go y Wesley fueron testigos de un relámpago joviano gigante.


"Me parece algo muy, muy poco probable", dice Orton. "Las naves espaciales de la NASA han observado relámpagos en la atmósfera de Júpiter en repetidas ocasiones, pero solamente en el lado nocturno del planeta. Este evento en el lado diurno tendría que ser inimaginablemente más poderoso que cualquier relámpago que hemos visto. Ni siquiera Júpiter produce rayos tan potentes".
Tampoco podría ser un relámpago en la atmósfera de la Tierra que haya ocurrido casualmente en la misma dirección en que se encuentra Júpiter. Las observaciones simultáneas, llevadas a cabo desde observatorios separados por grandes distancias, en Australia y Filipinas, descartan esa explicación. Por la misma razón, no podría ser, por ejemplo, un meteoro terrestre o cualquier tipo de fenómeno en la atmósfera de la Tierra.
En otras palabras, el destello realmente ocurrió en Júpiter.

Curiosamente, lo que ocasionó el impacto (si es que en realidad hubo un impacto) se estrelló justo en el centro del SEB (South Equatorial Belt o Cinturón Ecuatorial Sur, en idioma español), uno de los dos cinturones anchos que rodean al planeta. Esto es "curioso" porque el SEB se perdió (en idioma inglés) hace poco, este año. Orton ha propuesto que el cinturón que falta podría aún estar allí, escondido temporalmente debajo de nubes cirro de gran altitud.
¿Podrían estas mismas nubes estar escondiendo los escombros del impacto?
Él piensa que no. "El destello provino de una altitud muy por encima de cualquier capa de nubes cirro, por lo cual los escombros deberían estar a simple vista —si es que hay escombros".
Impacto sobre Júpiter (impactos del SL-9)
Derecha: Nubes de escombros marcan la parte superior de las nubes de Júpiter después de los impactos del SL–9, en 1999. [Más información]
La mejor hipótesis hasta el momento es que lo que produjo el impacto fue algo pequeño, que reunió la suficiente fuerza como para producir un destello, pero que no dejó demasiados escombros.
Una cosa es segura: "Júpiter está siendo impactado más de lo que esperábamos", dice Don Yeomans, quien lidera el programa de Objetos Cercanos a la Tierra (Near–Earth Objects o NEO, en idioma inglés), de la NASA, en el JPL. "Cuando sucedió lo del Shoemaker–Levy 9 (SL–9), habíamos calculado que deberíamos observar un impacto sobre Júpiter aproximadamente una vez cada cien años. Nos considerábamos extraordinariamente afortunados de poder observar el evento del SL–9".
"Pero miren qué ha sucedido", continúa. "Anthony Wesley ya ha observado dos impactos en los últimos 12 meses. Es hora de que revisemos nuestros modelos de impactos [en particular para los objetos que ocasionan pequeños impactos]".
Claramente, los investigadores tienen mucho para aprender aún, no sólo sobre la frecuencia con la cual Júpiter recibe los impactos, sino también sobre qué sucede cuando ocurre un impacto.
"Continuamos buscando los escombros con varios observatorios importantes, entre los cuales se incluye al Hubble", dice Orton. Observaciones futuras, más sensibles a pequeñas cantidades de escombros y gases despedidas de la parte más profunda de la atmósfera de Júpiter, podrían revelar qué ocurrió con el vistoso impacto que tuvo lugar el 3 de junio — o podrían llevar a los investigadores en direcciones completamente nuevas.